Las campañas sobre sexo seguro no nos advierten contra todo.
Algunos pensaron que la ley que permitía matrimonios gays se pasaba de moderna. Pero eso no es nada comparado con Sudán, régimen autoritario donde no permiten las bodas de parejas del mismo sexo, pero sí las bodas con animales. Bueno, no es que las permitan, ¡es que obligan a ello!
El señor Alifi debió escuchar algún ruido extraño en su granero. Cuando entró a comprobarlo se encontró a su vecino “en actitud cariñosa” con su cabra. El vecino soltó rápidamente al animal, pero no lo bastante como para que el señor Alifi no lo cogiera a él y presentara una denuncia ante el consejo de mayores de su localidad. La decisión de los mayores fue la siguiente: si el vecino del señor Alifi había disfrutado de la cabra como si fuera su esposa, sería su esposa. Por lo que le condenaron a casarse con ella. Y como la novia lo vale, tendría que entregarle una dote de 15.000 dinares (unos 50 dólares) al orgulloso “padre”, que declaró: “Nos tuvimos que desprender de la mejor cabra que teníamos, pero nos alegra que al fin ella pueda estar junto con su amor”.Ya no queda sino alegrarse por la feliz pareja y desearles que todo siga tan bien como hasta ahora: “Le di la cabra y hasta donde yo sé los dos siguen juntos”, concluye Alifi. Esperemos que nada interfiera en su amor.
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