SI QUIERES TU TAMBIÉN PUEDES

viernes, 18 de julio de 2008



Al principio era todo tan maravilloso que hasta el aire olía a amor, y a sexo. Estaba servidita a todas horas, en la cocina, en la alcoba, en el despacho, en el recurrente sofá del salón, en el pasillo, ya desde el ascensor nos íbamos quitando la ropa.

Cuando estás en el comienzo de una hermosa relación, todo es perfecto y el sexo espectacular, no hay queja, por el contrario se lo pasan muy bien juntos y sólo esperan el momento de estar solos para dar rienda suelta a la pasión. Cada día una postura diferente y una repetida, para no perder las buenas mañas. Pero llega un momento en que la imaginación deja de funcionar y repetimos, repetimos y volvemos a repetir. UNO: el brikidans, DOS: el cruzaito, TRES: er maikel jasson, 4 el robocó. Ella empieza a sentirse una máquina, se siente utilizada, los besos pasan a un segundo plano, el acto sexual se reduce a 20 minutos, ella ya no se molesta en depilarse, total, ¿pa qué? Y es que la confienza da asco. La nube negra se ha posado sobre la pareja.

La monotonía llega a todos los espacios de nuestra vida. ¿O usted no está cansado de levantarse todos los días y hacer lo mismo un día y otro? Me refiero a aquello de lavar los platos, poner la lavadora, sacar al perro, preparase la comida, ir al súper... Y el sexo pasa a formar parte del saco de la pereza.

Para paliar el estancamiento sexual, unos recurren a las tiendas eróticas y llenan el cajón de la mesa de noche de aparatitos de colores escandalosos y formas extrañas. Pero todo sea por el sexo. Que si un consolador, que si unas bolas chinas, «cariño, me han hablado de una bala pequeñita para proporcionar placer en el clítoris»... Y así así, el cajón se llena de objetos que han quitado a la pareja la naturalidad, pero que, al menos, han permitido salir de la monotonía.
Manuales de sexo tántrico, zen, técnicas de masajes eróticos, el kamasutra en edición bolsillo, cómics porno, películas porno sin ningún contenido (aunque lo cierto es que algunos disfrutan más viéndolas solos/as que con sus parejas), disfraces de enfermerita cachonda o ropa interior provocativa.

Deje volar su imaginación y se dará cuenta de que hay muchas cosas que aún no ha hecho y que está a tiempo de hacer. Descubra más zonas erógenas, hágale un streptease, chupetee caramelo líquido, hielo o nata montada de su cuerpo, vaya a comprar una verdurita con forma fálica a su medida... LUGARES. La cama no es el único sitio donde se puede hacer el amor. Dele rienda suelta a su imaginación, en la mesa del despacho, sobre el poyete de la cocina, sobre una alfombra en casa, con el centrifugado puesto encima de la lavadora (asegúrese de que hay toma de tierra no vaya a ser que se quede pegao), dentro de la ducha, sobre una silla con ruedas, en el probador de una tienda, en el agüita del mar, en el incómodo pero atractivo sillón de un coche, en el ascensor, en el último piso del edificio...
Una lista interminable de sitios podrían resultar atractivos, pero desde que uno tiene casa no sale de la cama y del sofá. Algunos optan por abandonar el hogar un fin de semana y largarse a un hotel. Pero muchos ven en la monotonía sus ventajas: no tienes que hacer ejercicios mentales ni físicos para romper las normas. Y piensan, si algo funciona, ¿para qué cambiar?

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