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martes, 23 de octubre de 2007

Márcate un punto


Que las mujeres son complicadas es un tópico. Pero la verdad es que los expertos en sexología, empeñados en sumirlas en puro éxtasis, nos van a volver loquitos a todos. Ya era difícil encontrar el punto G y, de un tiempo a esta parte, nos aparece el punto U, el más dudoso aún A y el utópico K. Quizás sean muchas incógnitas para resolver en una sola vida, pero 'El Perinqué' te invita a despejarlas.

Cada diez años a ellas les sale un punto nuevo. Por eso, nos calzamos el equipo espeleológico y te guiamos hasta los recónditos botones que, supuestamente, precipitan el éxtasis de la mujer. El punto de Gräfenberg (punto G) lo descubrió un médico alemán en 1950. Es una zona sensible que se percibe a través en la pared de la vagina más próxima al pubis, a medio camino entre el hueso púbico y el cuello del útero. «Lo llamo ven aquí, porque cuando lo tocan es como si tiraran de ti hacia adelante», comenta una mujer versada en estas cuestiones durante una encuesta realizada, como siempre, en las inmediaciones.
Los expertos dicen que la estimulación rítmica de esta zona propicia orgasmos más intensos y explosivos. Pero si no teníamos suficiente con el G, hace casi una década un médico malayo nos complicó el asunto. Encontró el punto A o AFE (Anterior Fornix Erogenous) que se encuentra a la misma altura que el punto G, a unos 2 ó 3 centímetros hacia el interior, pero en la pared de la vagina posterior, la más cercana al coxis.
El sexólogo Chua Chee Ann concluyó que el 95% de las chicas que lo descubrió tuvo orgasmos más intensos e incluso alguna confesó que jamás podrá agradecer la revelación al ginecólogo oriental, porque tuvo su primera experiencia orgásmica durante el estudio científico. VERSIONES. Pero ¡alto ahí!, no se apuren. Para la creadora de PK Escuela de sexo, Paola Kullock, la misteriosa zona es producto del marketing. «Todos los días inventan un punto nuevo. En vez de gastar energía en eso, lo mejor para pasarla de 10 es mantener una estrecha conexión con la pareja y permitirse cumplir todo tipo de fantasías», recomienda la experta. Sin embargo, un estudio reciente (no sabemos si realizado por una fábrica de dildos ergonómicos para la estimulación del AFE) ha constatado que de 190 mujeres, 183 se lo pasaron bomba con un hallazgo que les ofreció mayor lubricación y orgasmos múltiples. Para tener probabilidades de éxito en la búsqueda de la zona A, lo mejor es que la mujer se ponga de espaldas con el culo en popa. Pero no es de justicia culpar de tanto embrollo al malayo. El antropólogo inglés Desmond Morris, en su libro La mujer desnuda, difundió en occidente la existencia del punto A y no contento con ello sumó un nuevo motivo para enfrentarse a estos retos anatómicos; el punto U.
Está en la parte exterior de la vagina, bajo el clítoris, próximo a la uretra. Lo puso facilito, porque al menos pilla a mano. Pero es muy peculiar y sólo se estimula con una firme presión. Tampoco se apuren mucho, porque la sexóloga María del Carmen Rodolico advierte de que no es posible alcanzar el orgasmo estimulando únicamente esta zona. Por último, y nunca mejor dicho, nos topamos con el punto K. El descubrimiento se atribuye a la americana Barbara Keesling, que se lo topó en 1998. Se sitúa en la zona final de la vagina, cerca del cuello del útero. Está tan lejos, que sólo Rocco Sigffredi y unos pocos más pueden alcanzarlo. Dicen que es mejor dejarlo en el terreno de la utopía, pero también es una buena excusa para fundir los cuerpos a tope. Hay gente que acude a los sexólogos angustiada por no encontrar los malditos puntos o por pensar que no los tienen.

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